Llegan los meses de vacaciones y altas temperaturas. Es ahora cuando debemos prestar especial atención a una adecuada hidratación de nuestro cuerpo. No debemos olvidar que el agua es un elemento imprescindible para la vida, de hecho constituye entre el 50 a 70% del peso de nuestro cuerpo.
No todos tenemos los mismos requerimientos
Diferentes edades y niveles de actividad requieren diferentes ingestas de agua; los bebes y niños, por el contenido en agua en relación a su masa corporal, tienen un mayor riesgo de deshidratación. Los ancianos debido a una disminución de la sensación de sed y a cambios en el sentido del gusto, tienden a consumir menos líquidos. Por tanto, a estos dos grupos (niños y ancianos) serán a los que más atención se debe prestar.
No sólo la edad es importante, también la actividad que estemos desarrollando. Una persona que lleve a cabo una práctica deportiva precisará de una mayor hidratación que una persona que realice actividades más sedentarias debido a que en el primer caso se producen mayores pérdidas de líquidos.
El agua también está presente en los alimentos (verduras, frutas) en diferente proporción y durante la época estival podemos favorecer nuestra hidratación mediante su consumo pero no debemos olvidar que al menos un 80% debe aportarse en agua y el 20% restante en alimentos y otras bebidas.
Otra consideración a tener en cuenta es que no tenemos que esperar a tener sed para beber. La sensación de sed aparece cuando ya tenemos una pérdida hídrica de un 1%, lo que puede afectar a nuestro estado de hidratación, rendimiento físico y capacidades cognitivas.
Las reglas de oro de la hidratación
Tener en cuenta las siguientes pautas nos ayudará a asegurar una adecuada hidratación.
1.- Beber unos 10 vasos de agua al día para compensar las pérdidas por sudor y orina.
2.- Beber otros líquidos, además del agua, puede estimular la apetencia de consumir líquidos.
3.- Evitar largos períodos de tiempo sin consumir líquidos
4.- Beber antes de tener sed. El mecanismo de la sed es un estímulo que aparece cuando ya estamos por debajo del nivel adecuado de hidratación.
5.- Con temperaturas altas (+30ºC) y mayor humedad ambiental la pérdida de agua es mayor, por lo que habrá que aumentar la ingesta.
6.- A partir de 30 minutos de ejercicio, hay que rehidratarse.
7.- Para un ejercicio de intensidad leve-moderada, se recomienda 150-220 cc de agua cada 20 minutos desde el comienzo.
8.- Para aprovechar al máximo su poder de rehidratación, la temperatura del agua no debe ser inferior a 10º C.
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