¿En qué punto se encuentra el etiquetado Nutriscore? I

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El pasado 11 de diciembre, desde Aizea, estuvimos en el Seminario Técnico “Aplicación del Nutriscore” organizado por ALCYTA (Asociación Española de Licenciados, Doctores y Graduados en Ciencia y Tecnología de los Alimentos), con la necesidad de aclarar y debatir los aspectos legales, técnicos y prácticos de este tipo de etiquetado frontal, después de que el Ministerio de Consumo anunciara en 2020 que el Nutriscore entraría en vigor en el primer cuatrimestre del 2021.

En el presente artículo explicaremos brevemente, en primer lugar en qué consiste el Nutriscore, así como las conclusiones a nivel general. En un próximo artículo abordaremos cuestiones que afectan a cierto tipo de alimentos.

 

¿Cuál es el objetivo del Nutriscore?

La función principal de este tipo de etiquetado frontal es facilitar al consumidor la selección de alimentos en base a su perfil nutricional con un sencillo sistema de identificación de colores. Los colores son 5 y van desde el verde (producto con mejor perfil nutricional, “más saludable”) a naranja oscuro (producto con un perfil nutricional peor valorado, “menos saludable”).

Este tipo de etiquetado se engloba dentro de las políticas europeas dirigidas a erradicar las enfermedades no transmisibles (haciendo especial hincapié en el sobrepeso y la obesidad). La obesidad está clasificada como epidemia en los países desarrollados. Ya en el año 2018, surgieron nuevos debates entorno a un nuevo etiquetado frontal nutricional de carácter no obligatorio que ofreciera información nutricional de forma simplificada (FOP) en concordancia con las recomendaciones nutricionales generales aceptadas. Nutriscore es el FOP elegido por los organismos gubernamentales españoles.

 

¿Cómo se realiza el cálculo de Nutriscore?

Para el cálculo Nutriscore los productos se dividen en 4 categorías; quesos, bebidas, productos sólidos y productos líquidos. La puntuación se realiza mediante un algoritmo que realiza un cálculo de componentes negativos “N” y componentes positivos “P” por cada 100 g de producto.

– En el cálculo de componentes negativos se tiene en cuenta: el valor energético (kJ), las grasas saturadas (g), los azucares simples (g) y el sodio (mg). La suma total de puntos “N” será entre 0 y 40.

– Los componentes positivos “P” son frutas, verduras, legumbres y frutos de cascara, y aceite de colza, nueces y oliva (%), fibra alimentaria (g) y proteína (g). La suma total de los puntos P será entre 0 y 15.

Al realizar la diferencia obtenida entre puntos N y P nos dará un valor codificado por un color y letra Nutriscore. El mecanismo de cálculo que hemos comentado es una visión general, puesto que la ecuación presenta una serie de excepciones y correcciones.

 

Conclusiones generales del seminario:

1. La aplicación de Nutriscore a día de hoy, sigue siendo voluntaria por parte de las empresas, aunque parece claro que su utilización es un elemento diferencial de la competitividad en información de los consumidores.

2. La metodología del Nutriscore no está armonizada a nivel europeo, variando en función de cada país.

3. El etiquetado Nutriscore nació con el objetivo de comparar productos procesados de la misma categoría o de distintas categorías que puedan suponer una alternativa de consumo, dejando claro que el consumo de alimentos frescos, que no presenten este etiquetado debe ser la base de la alimentación.

4. Nutriscore no pretende un debate entre alimentos malos y buenos. El carro de la compra no puede estar lleno enteramente por alimentos con una etiqueta verde. No debemos simplificar la selección a un color determinado, para ello existe la pirámide alimentaria en la que se establece la frecuencia de consumo de los diferentes grupos de alimentos.

5. Uno de los retos principales de las empresas alimentarias es trabajar en la reformulación de alimentos procesados, si lo consideran necesario, para que mejoren su posición dentro de la escala de colores Nutriscore.

6. Las empresas de distribución con marca propia, si implantan este etiquetado, deben hacerlo en toda la familia de productos.

7. Los expertos consideran necesarias campañas informativas previas a la implantación de Nutriscore para que el etiquetado nutricional sea interpretado como corresponde.

 

Para terminar

Por ahora, la aplicación de este sistema de etiquetado frontal será voluntario para las empresas que decidan llevarlo a cabo, a falta de que la normativa europea decida sobre su obligatoriedad.

El Ministerio de Consumo anunció que la implantación irá acompañada de campañas de información y formación a los consumidores, y servirá además como criterio para desarrollar políticas de publicidad y fiscalidad para mejorar la calidad nutricional de los alimentos. El objetivo final es intentar mejorar la salud pública de los españoles y evitar que la alimentación sea un factor que perjudique a la calidad de vida y la salud.

 

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Fuente imagen: Pixabay – Squirrel_photos

Publicado el 19 enero 2021 en Aizea, Nutrición

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