La buena alimentación es uno de los pilares básicos de la salud y todas las guías de recomendaciones nutricionales de los distintos organismos oficiales van encaminadas a la prevención de enfermedades a través de un correcto aporte de nutrientes y de agua. Nuestro cuerpo precisa, para llevar a cabo sus funciones, una serie de sustancias (nutrientes) que le llegan a través de la alimentación.
Ningún alimento, por si solo, puede aportarnos ni la cantidad ni la variedad de nutrientes que precisamos. De ahí la insistencia de que llevemos a cabo una alimentación variada. Pero aunque todos tenemos claro lo importante que es realizar una buena alimentación, la realidad es que comer “bien” no es tan sencillo debido a una serie de causas.
1.- No comemos tan bien como deberíamos
Aunque cada vez hay más conciencia de la importancia de realizar una buena alimentación, el ritmo de vida diario y algunas «tentaciones alimentarias» nos lo impiden. Prueba de ello es el aumento del número de casos de enfermedades relacionadas con la mala alimentación tales como la obesidad (según la última Encuesta Europea de Salud en España actualmente el 16% de hombres y el 15% de mujeres padece obesidad así como un 45% de hombres y 30% de mujeres sobrepeso), la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial, la diabetes o el estreñimiento.
En la misma línea el último informe de la Encuesta Europea de Salud del año 2020, refleja que sólo el 52% de las mujeres y el 41% de los hombres consumen a diario verduras, hortalizas o ensaladas.
2.- El tipo de producción afecta a la calidad nutricional
Pero no todo tiene que ver sólo con nuestro patrón de consumo, también la calidad de lo que comemos juega un papel importante. Las frutas, verduras, hortalizas, legumbres y demás productos vegetales, en gran parte, deben su calidad nutricional al terreno donde son cultivados y a los ciclos naturales de crecimiento y recolección.
El hecho de no respetar estos ciclos, consumir alimentos fuera de su temporada o no dejar descansar la tierra hace que sea insuficiente la cantidad final de micronutrientes de esos alimentos que consumimos como “frescos” y esta carencia puede llevar a la necesidad de suplementar nuestra dieta con complementos nutricionales.
3.- Cocinado de los alimentos
Otro de los factores que puede justificar la necesidad de complementos son las técnicas culinarias aplicadas a los alimentos. Los macronutrientes (proteínas, grasas e hidratos de carbono) son generalmente estables al cocinado pero el problema viene con los micronutrientes. Las vitaminas y los minerales son sensibles al calor y a la oxidación. Algunos minerales y las vitaminas hidrosolubles (vitamina C y vitaminas del grupo B) se pierden al cocer los alimentos, en función de la técnica aplicada y el tiempo. Por su parte las vitaminas liposolubles (A, D, E y K) sufren pérdidas por oxidación cuando los alimentos que las contienen entran en contacto con el aire. Por eso los complementos alimenticios pueden ayudar a cubrir el aporte de estos micronutrientes que se han perdido.
4.- Situaciones especiales
No necesitan el mismo aporte de nutrientes los niños, los adultos o las personas mayores. Tampoco un persona sedentaria frente a otra que practique deporte o una mujer embarazada frente a otra que no lo está. Es decir, las diferentes situaciones fisiológicas, la edad y los factores personales (alimentación, estrés, tabaquismo, deporte, exposición solar, ambientes con alta polución…) van a determinar las necesidades individuales de nutrientes que en ocasiones están aumentadas lo que complica aún más cubrirlas únicamente a través de la dieta
5.- Complementos, siempre bajo recomendaciones individualizadas.
Como se puede ver las situaciones y las necesidades que de ellas derivan pueden ser muy distintas, esto es especialmente importante a la hora de elegir una suplementación. Complementos alimenticios hay muchos en el mercado (de todo tipo de precios, presentación..etc) pero evidentemente no todos tienen la misma formulación, la misma calidad de ingredientes ni la misma dosis indicada para lograr el fin perseguido.
Con respecto a esto último podemos encontrarnos en el mercado con productos aparentemente «muy baratos» pero que debido su composición precisan de más dosis que otros productos de más alto precio para obtener el mismo resultado y acaban convirtiéndose en productos más caros.
Es fundamental, por tanto, contar con un profesional que nos asesore sobre cuál es el complemento más adecuado para nuestra situación personal. En este sentido, Aizea viene organizando un curso de prescripción en complementos alimenticios destinados a profesionales de la salud que buscan conocer las características de los diferentes complementos alimenticios para asesorar de manera adecuada a sus pacientes.
Conclusión
Plantéate cómo es tu estilo de vida y cómo es tu patrón alimentario. La primera recomendación debe ser siempre comer más saludable, más variado y equilibrado, aplicando técnicas culinarias que conserven al máximo los micronutrientes.
Los complementos alimenticios no sustituyen a la dieta pero donde no llega la alimentación, los complementos se postulan como una buena opción. Si te decantas por complementar tu alimentación recuerda que las necesidades nutricionales son individuales, procura asesorarte para adquirir el producto que mejor se ajuste a tus necesidades y sobre todo en las dosis adecuadas.
Fotografía: Pixabay – JerzyGorecki
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