E.Coli ¿Compañera de viaje?

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Recientemente ha saltado a los medios el caso de más de 40 personas afectadas por una intoxicación alimentaria en Córdoba. En el momento en que escribo estas líneas todavía no se ha determinado la causante exacta de dicha intoxicación, aunque las sospechas se centran en dos bacterias bien conocidas en el ámbito de la seguridad alimentaria; la Clostridium perfringens y la Escherichia Coli. Voy a aprovechar este artículo para hablar de esta última.

Cuando hablamos de la bacteria Escherichia coli, o E. coli, la mayoría piensa en infecciones alimentarias y problemas intestinales. Y no están equivocados, pero lo que no es tan común saber es que algunas cepas de E. coli viven de manera natural en nuestro intestino y nos acompañan, pueden ser nuestras involuntarias compañeras de viaje.

 

¿Qué es la Escherichia Coli?

Es una bacteria patógena que se encuentra habitualmente en la flora intestinal de los animales (principalmente de los rumiantes) y de las personas. Se transmite:

1.- Por alimentos que proceden de los animales antes citados (carne, leche)

2.- De persona a persona vía oral o fecal (por unas incorrectas prácticas higiénicas del manipulador de alimentos).

 

Alimentos peligrosos

El mayor peligro se sitúa en las carnes picadas (hamburguesas) y la leche sin pasteurizar. También podemos encontrar brotes de esta enfermedad en lácteos elaborados de manera artesanal (yogures), embutidos fermentados, agua y piscinas.

 

Síntomas

La infección por E. coli suele manifestarse con los siguientes síntomas:

  • Diarrea: En ocasiones, con presencia de sangre, conocida como colitis hemorrágica.
  • Dolor abdominal: Intenso y persistente.
  • Náuseas y vómitos: En casos más severos, pueden provocar deshidratación.
  • Fiebre leve: No siempre presente, pero puede acompañar a la diarrea.

En algunos casos, especialmente en niños pequeños, adultos mayores o personas con sistemas inmunitarios debilitados, la E. coli patógena puede dañar los riñones, provocando insuficiencia renal e incluso la muerte si no se trata a tiempo.

 

Medidas preventivas en el ámbito profesional

Si trabajamos en el sector de la alimentación, para evitar el e.coli debemos seguir lo establecido en los planes de correctas prácticas de higiene (buenas prácticas de manipulación, plan de limpieza y desinfección…) de nuestro sistema APPCC o prerrequisitos. Habría que hacer especial hincapié en:

– Temperaturas: éste microorganismo se destruye fácilmente con el calor, debemos cocinar los alimentos a temperaturas superiores a 70ºC (70ºC – 75ºC).

– Higiene del manipulador: prestar especial atención a la limpieza de manos, sobre todo después de haber pasado por el baño.

– Utensilios y utillaje: limpieza estricta de superficies y utensilios de preparación.

 

Medidas preventivas en el ámbito domestico

Algunas de estas medidas son coincidentes con las del ámbito profesional (temperaturas de cocinado, higiene de manipulador y utensilios) pero también sería conveniente:

Escoger líquidos embotellados (si estamos de viaje en países donde tengamos dudas de la salubridad del agua).

– En el caso de frutas y verduras crudas procurar limpiarlas con agua y pelarlas.

– Evitar beber agua de grifo de fuentes de las que no tengamos certeza de su salubridad.

– Cuidado con los platos que precisan de una buena refrigeración para su consumo (la típica ensaladilla rusa que tanto apetece cuando hace calor).

 

En conclusión

Estamos en momentos de ocio y descanso, pero no debemos bajar la guardia en materia de seguridad alimentaria. De lo contrario un gran plan de ocio puede quedar convertido en un recuerdo de cama y baño.

Las medidas preventivas para el profesional de la alimentación no son complicadas; una buena higiene del manipulador de alimentos, buen cocinado de los alimentos de riesgo y control de temperatura de refrigeración.

Los consumidores, como afectados en potencia, también debemos de tener la responsabilidad de seguir una serie de medidas preventivas mínimas.Recordemos que la prevención es siempre la mejor herramienta para proteger nuestra salud. No subestimemos el poder de una buena higiene alimentaria, porque un pequeño gesto puede marcar la diferencia entre un plato seguro y una infección grave.

 

 

 


Marian Alonso-Cortés Fradejas

Graduada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Navarra y Licenciada en Ciencia y Tecnología de los alimentos por la Universidad de León. Desde el año 1999 viene realizando consultoría especializada en desarrollo de productos y formación para empresas de complementos alimenticios. También realiza asesoramiento técnico de calidad para empresas alimentarias. Actualmente es responsable de la Dirección Técnica de la Consultoría Aizea.

 

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Fuente imagen: Pixabay – Rottonara

Publicado el 16 enero 2025 en A mi aire, Seguridad alimentaria

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