Desde pequeña me han educado en la importancia de NO TIRAR COMIDA, de comer lo que te pongan en el plato aunque no te guste…
Las razones que me transmitían eran que había personas que no tenían la suerte de tener todos los días algo que llevarse a la boca, que la comida costaba dinero y el dinero se ganaba con esfuerzo y que, además era una falta de respeto para la persona que compraba y cocinaba los alimentos el hecho de rechazarla.
Con los años este “valor” me ha acompañado a todos los sitios donde he tenido que comer: comedor escolar, comedor universitario, residencia de estudiantes, piso compartido, etc. Ahora, soy yo la que intento transmitir a mis hijos estas razones para que se conciencien de la importancia y el valor de la comida y de su preparación.
Desperdicio en las colectividades
Cuando empecé a trabajar en el sector de las colectividades sufría (y sufro) cuando se tiran placas gastronor enteras de comida porque ha sobrado; han ido menos niños a comer, o los niños no han querido repetir, o no les ha gustado o se ha calculado mal las raciones.
Por otro lado, he sufrido (y sufro) la disyuntiva entre el “aprovechamiento” de sobras y los riesgos sanitarios que implica este “aprovechamiento”. El tiempo que trascurre entre que se cocina el alimento hasta que se retira de los lineales después del último turno y las fluctuaciones de temperatura que sufren los platos hacen que los excedentes no sea recomendable volver a ofrecer a los comensales.
Proyecto de ley de desperdicio alimentario
Se calcula que en Europa 89 millones de toneladas de alimentos son desperdiciados de manera anual y el 14% de dicho desperdicio se produce en el ámbito de la restauración.
Teniendo en cuenta este hecho y con el compromiso de cumplir uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos en el mundo, el pasado mes de junio el gobierno aprobó una norma contra el despercidio alimentario para su tramitación parlamentaria.
Esta norma tiene en cuenta la prevención del desperdicio alimentario en toda la cadena de producción (origen, distribución, restauración, hogares) y propone una serie de medidas para los diversos actores implicados. En relación al sector que más afecta a nuestros clientes (colectividades) hay que destacar:
– Obligatoriedad de establecer un plan de prevención del desperdicio alimentario.
– Dentro de dicho plan se debe respetar una jerarquía de prioridades a la hora de gestionar el desperdicio alimentario; a) donación de alimentos, b) transformación de productos en otros alternativos, c) para alimentación animal, d) como subproductos para otra industria y e) para la obtención de compostaje y biocombustibles.
– Suscribir convenios para donar los excedentes de alimentos a organismos sociales (bancos de alimentos, comedores sociales…etc) estableciendo condiciones de recogida, almacenamiento, transporte y gestión de la trazabilidad.
– Establecimiento de un régimen sancionador con multas que pueden ir desde los 2.000 hasta los 500.000 euros.
Algunos factores a tener en cuenta
Aunque se deja claro que hay que hacer con el desperdicio alimentario, no hay que perder de vista que el principal objetivo a lograr es que no se produzca desperdicio. Para ello es recomendable:
– Disponer de instalaciones y equipos para almacenar correctamente los alimentos y las comidas para minimizar pérdidas (cámaras de refrigeración, armarios y mesas calientes, etc).
– Repasar los diferentes procesos que se llevan a cabo para detectar las principales fuentes de desperdicio.
– Formar y concienciar al personal en prácticas para evitar el desperdicio alimentario.
Conclusiones
Desde el sector primario, la industria y las colectividades debemos ir pensando y preparando los planes de prevención de desperdicio alimentario.
Algunos de los aspectos contemplados ya se encuentran implantadas en las empresas (almacenamiento adecuado de materias primas y platos preparados).
A quién y cómo organizar la donación de los excedentes será una prioridad a la hora de poder cumplir con los requisitos de esta ley.
Si necesita poner en marcha un plan de desperdicio alimentario podemos ayudarle.
Marian Alonso-Cortés Fradejas
Graduada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Navarra y Licenciada en Ciencia y Tecnología de los alimentos por la Universidad de León. Desde el año 1999 viene realizando consultoría especializada en desarrollo de productos y formación para empresas de complementos alimenticios. También realiza asesoramiento técnico de calidad para empresas alimentarias. Actualmente es responsable de la Dirección Técnica de la Consultoría Aizea.
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