Cuando llegó a mis manos y empecé a revisar los nuevos puntos de la ampliación del Reglamento 2021/382 en el que se modifican los Anexos del Reglamento 852/2004 con nuevos requisitos mi primera reacción fue de escepticismo con el punto sobre la cultura de la inocuidad.
Primero “digerir” la definición: “valores, creencias y normas compartidas que afectan la forma de pensar y el comportamiento con relación a la inocuidad alimentaria, a lo largo y a lo ancho de una organización”.
Tras el primer shock
Después de leer y releer la definición me invadió la negatividad “este tema es algo muy difícil de plantear en nuestros clientes”. Porque me vinieron a la cabeza muchas empresas, instalaciones y personas de todo tipo y condición.
Y es que recopilas horas y horas de cursos de formación con personal de diferentes empresas y de los comentarios que realizan van saliendo personajes comunes que se repiten, arquetipos. ¿A que os suena alguno?:
– El dueño no comprometido: aquel que no aporta recursos para facilitar el trabajo y no se implica ni respalda a los responsables de la seguridad alimentaria.
– El supervisor de escritorio: que no conoce el día a día del trabajador, que no conoce los problemas de la planta, de la cocina, de los proveedores porque no pisa el “terreno”.
– El operario que actúa a ojo: que piensa que añadir un poco más o un poco menos de aditivo no tiene importancia (nunca ha pasado nada).
– El personal de mantenimiento errante: que anda de una parte a otra sin tener asiento fijo pero que no se le encuentra cuando de verdad lo necesitas (excepto que tengas un héroe dentro del equipo).
– El personal de limpieza anónimo: que no da importancia a cumplimentar y firmar los registros de APPCC.
¿Merece la pena el esfuerzo?
Pero luego, “reposando” el concepto, reflexionando sobre él llegué a la cuestión….pues sí, que importante es la implicación de la inocuidad en toda la empresa…empapar a todo el equipo desde el dueño, gerente, mandos intermedios, personal de producción, de mantenimiento, de limpieza….que todos debemos trabajar con una misma filosofía: velar por la salud de nuestros clientes (consumidores).
Y es que muchas veces se nos olvida que las empresas son un conjunto de personas más o menos organizadas y con una serie de objetivos compartidos. Desde este punto de vista queda más claro que todos somos parte de la Cultura de la Inocuidad de la empresa .
Todos tenemos responsabilidades (de una manera más directa o indirecta) sobre el producto o sobre las instalaciones o sobre el equipo en contacto con el producto o sobre alguna fase desde que se produce el producto hasta que se pone a disposición del consumidor. Por eso, después de bastante tiempo ya entiendo el por qué de incluir este apartado en la normativa. Lo que ahora cuesta es concienciar a nuestro cliente y diseñar el plan de cultura de la inocuidad.
Qué pasos se pueden ir dando
Llevamos ya algunos meses ayudando a nuestros clientes en ir fomentando esa cultura de la inocuidad. De nuestra experiencia hemos sacado algunas conclusiones:
- Compromiso de la dirección: para que las diferentes acciones funcionen es necesario que la dirección se comprometa y que toda la organización perciba que para la dirección este tema es importante, estratégico.
- Comunicación: esto es clave. Sorprende ver cómo cambian muchas cosas por el simple hecho de establecer canales y momentos de comunicación. Que las distintas personas y departamentos puedan debatir y consensuar soluciones sobre problemas comunes.
- Lluvia fina: como cierto amigo me dijo «el cambio de cultura en las organizaciones debe ser como la lluvia fina, que poco a poco va calando». No basta con una o varias acciones aisladas, es necesario insistir en momentos y de maneras diferentes para que los valores vayan consolidándose. Por ello es imprescindible tener un plan que debemos desarrollar junto con el cliente para que se adapte a la realidad de la empresa, de la actividad y del personal que la integra.
En conclusión
La cultura de la inocuidad no es algo que atañe solo al personal de calidad de la empresa. Es algo que impregna a toda la empresa y que se manifiesta de diversas maneras, en función de cada puesto.
Su creación requiere de tiempo y esfuerzo continuado y nosotros estamos inmersos, junto con nuestros clientes, en ese reto…estudiando, aprendiendo y potenciando nuestra creatividad.
Marian Alonso-Cortés Fradejas
Graduada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Navarra y Licenciada en Ciencia y Tecnología de los alimentos por la Universidad de León. Desde el año 1999 viene realizando consultoría especializada en nutrición y seguridad alimentaria. Actualmente es responsable de la Dirección Técnica de la Consultoría Aizea.
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Fuente imagen: Pixabay – PublicDomainPictures
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