La búsqueda de un edulcorante que no aporte calorías y que sea natural ha provocado que la estevia esté cada día más presente y que sea percibida como paradigma del edulcorante natural.
¿Hasta que punto es esto así?
Dulzor sin calorías
Hasta hace unos años la elección de edulcorante se limitaba al azúcar o sacarina, esta última especialmente solicitada por personas que querían mantener a raya el aporte calórico.
Esta búsqueda de dulzor sin calorías se fue extendiendo entre los consumidores y provocó que en muchos productos se fuera sustituyendo el azúcar por otra serie de edulcorantes que aportaban sabor pero apenas calorías (como el aspartamo o el ciclamato).
Pero tras salir a la luz efectos adversos de algunos de estos edulcorantes (como en el caso del aspartamo) se fueron buscando nuevas sustancias que, además, se percibieran como naturales por parte de los consumidores y aquí ha hecho fortuna la estevia.
¿Pero qué es la estevia?
La estevia es una planta originaria de América del Sur y su nombre científico es Stevia Rebaudiana Bertoni (parece que el nombre de Stevia procede del botánico español Pedro Jaime Esteve). Utilizada tradicionalmente como planta medicinal, sus hojas tienen un alto poder edulcorante (se calcula que entre 250-350 veces más que la sacarosa).
A lo anterior hay que añadir que apenas aporta calorías y tiene la ventaja de no afectar a los niveles plasmáticos de glucosa en sangre por lo que también resulta para personas con diabetes.
¿Cuál es el problema?
De todo lo anterior parece que la estevia reúne todos los requisitos para ser el edulcorante perfecto; apenas aporta calorías, procede de una planta, aporta gran dulzor e incluso puede ser consumida por personas diabéticas.
Pero el hecho es que habitualmente bajo la denominación de estevia los consumidores europeos lo que adquieren no es la planta sino un derivado de la misma, el glucósido de esteviol.
Este edulcorante fue aprobado por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) en el año 2011, entrando en la lista de aditivos alimentarios como el E-960. La aprobación por parte de la EFSA conlleva que se han realizado estudios por parte de este organismo para determinar su uso seguro y es aquí donde podemos encontrarnos alguna sorpresa.
En su estudio sobre el aspartamo la EFSA considera que la Ingesta Diaria Admisible o IDA (índice que mide el grado de peligrosidad o seguridad en la ingesta de un aditivo alimentario) es de 40 mg/kg de peso corporal/día.
En su valoración sobre el glucósido de esteviol la EFSA establece un IDA de 4 mg/kg de peso corporal/día, es decir, 10 veces menos que en el caso del aspartamo.
En conclusión
Se ha ido produciendo con el paso de los años un progresivo abandono de edulcorantes tradicionales como el azúcar por otro tipo de sustancias que aporten sabor pero no calorías.
La tendencia creciente por parte de los consumidores de la búsqueda de productos mas naturales ha tenido su reflejo también en los edulcorantes haciendo destacar a la estevia como el edulcorante perfecto.
Si bien la estevia es una planta con gran poder edulcorante, no hay que confundir la misma con uno de sus derivados, el glucósido de esteviol, que es la sustancia más comercializada en el mercado europeo y que constituye un edulcorante acalórico más entre otros.
Con independencia de lo anterior, hay que tener en cuenta que natural no significa automáticamente salud. En esta variable hay que introducir el elemento frecuencia de consumo. Podemos tener un alimento de origen natural pero que si lo consumimos en gran cantidad resulte perjudicial para nuestra salud.
El consumo moderado es especialmente recomendable en el caso de los edulcorantes acalóricos (en el caso de que queramos como utilizarlos como sustitutivos del azúcar) y siempre dentro de una alimentación equilibrada y variada y un estilo de vida saludable.
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