Slow food, ¿moda o elección saludable?

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Bajo este nombre anglosajón se esconde un movimiento que promueve una “nueva gastronomía”. Alimentarse correctamente no consiste únicamente en comer alimentos en busca de sus propiedades energéticas y nutritivas sino también buscar el placer vinculado al alimento y sus connotaciones sociales, culturales y medio ambientales. Es cierta, por tanto, esa frase que versa “comer es un placer” pero muchas veces las prisas nos llevan a “engullir” alimentos en apenas unos minutos para continuar con nuestra actividad y nos estamos perdiendo el placer que proporcionan los alimentos para todos nuestros sentidos y no sólo el gustativo.

 

Un poco de historia

 

Slow Food surge en Italia en el año 1986 casi por casualidad cuando algunos de los periódicos locales organizan una manifestación para protestar contra la comida rápida, derivado del anuncio de apertura de una filial de una conocida hamburguesería americana en pleno centro de Roma, junto a la gran escalinata de la Plaza de España.
Desde que naciera este movimiento ecogastronómico, en España la consolidación del mismo no se produjo hasta los años 2002-2003. Carlo Petrini, Presidente Internacional de Slow Food y uno de los promotores de aquella manifestación improvisada en Roma años atrás, es nombrado cofrade de Honor de la Cofradía Vasca de Gastronomía en 2002 y un año más tarde se publica en español la revista oficial del movimiento y se instauran las bases de la asociación española en una reunión llevada a cabo en el aula gastronómica del mercado de la Boquería de Barcelona.
Gracias a la colaboración firmada en el año 2004 con la FAO en la que se reconoce a Slow Food como organización sin ánimo de lucro, el movimiento ha ido ganando peso internacional.

 

Fundamentos del Slow Food

 

Hablar de Slow Food (comida lenta) supone promover una alternativa a la cada vez más extendida fast food (comida rápida) y potenciar los productos naturales, las recetas tradicionales y regionales y en especial el deleite del gusto, paladear la comida sin prisas para reconocer todos su matices. Si la alimentación es un derecho fundamental del ser humano, esta debería ser sana, de buena calidad, sabrosa y respetuosa con el medio ambiente y el entorno socioeconómico.

El movimiento concede especial protagonismo al sentido del gusto y a la gastronomía, valores que han llevado en ocasiones a tacharlo de algo sibarita y elitista. Pero también se centra en los productores, gastrónomos y comerciantes locales que trabajan para difundir la importancia de los llamados alimentos del Arca. Además se defiende el cultivo sostenible y la producción local y esta asociación trabaja para la conservación de diversidad de plantas y animales destinados al consumo y para evitar la extinción de algunos de ellos. Ejemplos españoles que han entrado en la lista de la denominada Arca del Gusto son el atún rojo de la almadraba, la acelga enana de Derio, la cabra vasca azpi gorri o el garrofó de la Cella Negra, entre otros. También se concede una certificación especial Slow Food a algunos restaurantes que siguen estas consignas de consumo responsable y sostenible.

 

En conclusión

 

El movimiento Slow Food nos invita a reflexionar, para que tengamos en cuenta tanto lo que comemos a diario como de dónde proviene y a qué sabe, asumiendo que nuestras elecciones a la hora de llenar la cesta de compra, preparar una u otra receta y el uso de distintas técnicas culinarias no sólo influyen en el estado de salud sino también en el medio ambiente y el entorno económico y cultural en el que vivimos.

 

https://slowfood.es/
https://www.guiarepsol.com/es/gastronomia/cultura-gastronomica/el-movimiento-slow-food-y-los-mejores-restaurantes-donde-practic/

 

Publicado el 3 octubre 2017 en Aizea, Nutrición

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