Las plantas Adaptógenas

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Bajo este curioso término encontramos una serie de plantas y principios bioactivos que pueden resultar de gran utilidad en temporadas de estrés, tanto físico como mental, esos momentos en los que nos sentimos agotados, faltos de energía y con la sensación de que no “llegamos a todo”. La naturaleza, a través de una serie de plantas, pone a nuestro alcance soluciones naturales que nos ayudan a mejorar el rendimiento y disminuir la fatiga al aumentar nuestra resistencia frente a diversos factores estresantes.

 

¿Qué es un adaptógeno?

Este término no es nuevo. Durante la llamada guerra fría, entre Estados Unidos y la Unión Soviética, ambos países buscaron e investigaron todo tipo de herramientas y tecnología que permitieran aumentar las capacidades físicas y psicológicas de militares (e incluso deportistas) con el objetivo de superar al enemigo. Gracias a esta búsqueda, en el año 1947 el científico ruso Nicolai Lazarev acuñó el término adaptógeno al encontrar una serie de compuestos activos presentes en determinadas plantas que mejoraban la resistencia del cuerpo frente a enfermedades y al estrés.

Pero “adaptógeno” no es sinónimo de “antiestrés”. Aunque sí, también ayudan al manejo del mismo, las plantas denominadas adaptógenas aumentan la capacidad del organismo a adaptarse a situaciones de cambio en el entorno, es decir, aumenta la resistencia general (no específica) del cuerpo frente a varias tensiones ya sean de carácter físico, psicológico o climatológico. Merece la pena destacar la diferencia entre el término adaptógeno y las plantas con acción estimulante (como el guaraná, el té, el jengibre o la hierba mate). La Agencia Europea del Medicamento (EMA) emitió un informe en el que definía que el término estimulante alude a las sustancias con la capacidad temporal de aumentar la capacidad de trabajo seguido de un periodo en el que la energía disminuye considerablemente. En cambio con los adaptógenos, tras su ingesta, no se produce esta disminución de la capacidad de trabajo por lo que actúan más a largo plazo y de manera sostenida (1).

En resumen, ante los cambios (de estación, de situación laboral o familiar, viajes, mudanzas, temporadas de mucho trabajo, alteraciones emocionales…) el cuerpo necesita su tiempo para adaptarse (desde días hasta meses). Es en estas temporadas de cambio donde las plantas adaptógenas tienen su cabida, además de tener algunos beneficios añadidos como acción antioxidante, regulación del sistema inmunológico o incluso hipoglucémica (2)

 

Complementos alimenticios con acción adaptógena

Son numerosas las plantas que presentan esta capacidad y que se comercializan en forma de complementos alimenticios. Entre las más estudiadas encontramos:

Ashwagandha (Withania somnifera): como indica su nombre científico, esta planta presenta además el beneficio de ayudarnos a conciliar el sueño, algo común en temporadas de mucho estrés.

Ginseng (Panax ginseng): el llamado ginseng coreano se encuentra entre las plantas adaptógenas más vendidas en Europa. Son numerosos los estudios que muestran que la raíz de esta planta combate los síntomas de astenia, aumenta la concentración y el rendimiento intelectual, mejora el estado de ánimo y incluso se le atribuyen propiedades afrodisiacas.

Eleuterococo (Eleutherococcus senticous): también conocido como el ginseng ruso o siberiano. Destaca por ayudar a mejorar el rendimiento deportivo y la posterior recuperación tras el ejercicio físico intenso.

Rodiola (Rhodiola rosea): alivia los síntomas de estrés y se le atribuyen beneficios frente a los estados de ansiedad y depresión leves.

Astrágalo (Astragalus membranaceus): además de acción adaptógena se le atribuyen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y reguladoras del sistema inmune.

De forma aislada o bien en combinación de varios extractos de las mismas, podemos recurrir a estas plantas en momentos en que la actual vida nos exija mayores niveles de concentración, de energía y de resistencia, al tiempo que ofrecen otras ventajas para la salud.

Bibliografía
(1) EMA/HMPC/102655/2007.Reflection Paper on the Adaptogenic Concept. European Medicines Agency, London, 8 May 2008.
(2) Vanaclocha and Cañigueral (2003) Fitoterapia. Vademécum de prescripción. 4ª Edición. Elsevier España.

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Publicado el 17 abril 2017 en Aizea, complementos alimenticios, Prevención enfermedades

(2) comentarios

  1. Nuria
    15 octubre 2020 at 4:32 pm · Responder

    ¿Pueden combinarse rodiola y ashwagandha?
    Ahora estoy consumiendo ashwagandha, y me alegró mucho investigar en profundo la planta y saber que da vitalidad y a la vez equilibra el sistema nervioso…justo lo que necesitaba <3 leí esa info aquí, por si puedo ayudar a alguien http://www.cebanatural.com/ashwagandha-medicina-ayurveda-casa-blog-497.ht
    ¿Creéis que a partir de un mes se nota, o los resultados son más a largo plazo? Espero que combinarlo con meditaciones diarias consiga darme fuerza y calma…
    Un saludo y gracias de nuevo por este artículo, no conocía el eleuterococo 🙂

    • Aizea
      29 octubre 2020 at 10:21 am · Responder

      Estimada Nuria:

      Gracias por tu aportación. Como se comenta en el artículo este tipo de plantas adaptógenas precisan de un consumo prolongado para empezar a apreciar resultados, por otro lado también dependerá del tipo de producto (formulación, concentración del principio activo…etc). Por lo tanto, posiblemente, un mes es un período de tiempo corto.

      Un saludo

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