Envases de plástico para los alimentos, ¿con ftalatos?

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Piense en la cantidad de alimentos envasados que compra a lo largo de, por ejemplo, un mes. Seguro que adquiere alimentos en envases de vidrio, plástico, metal, cartón, silicona o incluso con pegatinas en su superficie o revestidos con ceras, barnices o tinta impresa.
Todos estos materiales, de amplia distribución en el mercado, deben ser lo suficientemente inertes como para que sus componentes no tengan un efecto negativo ni en la salud del consumidor ni en las propiedades nutricionales y características organolépticas de los alimentos que contienen.

 

¿Quién vela por la seguridad de estos envases?

En España, existe legislación con respecto a los materiales que pueden entrar en contacto con los alimentos de tal forma que no suponga un riesgo para la salud de los consumidores, recogidos en el Reglamento 1935/2004 y el Reglamento 2023/2006. Y un paso más allá, la evaluación del riesgo de esos materiales se lleva a cabo por la EFSA, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, quien determina finalmente si el material evaluado es apto o no para uso alimentario.
Así que en principio, debemos estar tranquilos.

 

¿Dónde está la controversia?

La máxima discrepancia la encontramos en dos tipos de materiales, el Bisfenol A y los ftalatos, dos sustancias añadidas a los plásticos para hacerlos más duros, en el primer caso, y más elásticos y manejables, en el segundo. Se trata de dos sustancias solubles y de pequeño tamaño que pueden llegar a migrar a los alimentos y resultar tóxicos en altas cantidades, al comportarse como disruptores endocrinos (produciendo alteraciones hormonales).
En relación a los ftalatos, algunos estudios han revelado su asociación entre la presencia de esta sustancia y el riesgo de diabetes y otros estudios parece que apuntan a su relación con el desarrollo de ciertas alergias en niños. Se cree que el calor, por ejemplo calentar alimentos en el microondas en su envase original, hace que se liberen estas sustancias y pasen a la comida.

 

Presente y futuro de los ftalatos

El plástico no supone ningún riesgo para la salud de los consumidores ya que se trata de un polímero de moléculas de gran tamaño que no migra sustancias a los alimentos. Las investigaciones actuales no apuntan por tanto al plástico sino a dos de las sustancias que en ocasiones son añadidas al mismo. La Comisión Europea limita progresivamente el uso de ambas sustancias en base a las evidencias actuales. Aunque de momento, habrá que esperar a la resolución final. El tiempo pondrá “a cada sustancia en su sitio”, fuera o dentro de los envases de uso alimentario. Hasta entonces la recomendación es calentar los alimentos envasados en plástico, fuera de su envase original y no exponerlos a fuentes de calor.

 

Bibliografía
http://www.aecosan.msssi.gob.es/AECOSAN/web/seguridad_alimentaria/detalle/materiales_contacto_alimento.htm
http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/sociedad-y-consumo/2016/10/20/224421.php

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Publicado el 15 noviembre 2016 en Aizea, Seguridad alimentaria

(1) comentario

  1. Andrés Iribarren
    17 noviembre 2016 at 10:34 pm · Responder

    El artículo me ha parecido muy interesante. Siempre había creído que el problema era el plástico en sí pero el artículo deja claro que son otras sustancias. Desde ahora calentaré los alimentos fuera de sus envases originales. Buen consejo. Gracias

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