Leche ¿si o no?

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El consumo de leche en la humanidad se remonta a la aparición de la ganadería (mesolítico) y ha estado presente durante siglos en la mayoría de las civilizaciones.

Pero las cosas han cambiado y en los últimos años le han salido muchos detractores a la leche de vaca que llegan a afirmar que es mala para la salud y que incluso aumenta el riesgo de sufrir osteoporosis.

Lo cierto es que ningún alimento, por sí solo, de manera aislada y tomado con moderación, se considera malo para la salud, sino que será un conjunto de factores alimentarios, genéticos y del estilo de vida lo que determine nuestro estado de salud y el mayor o menor riesgo a sufrir determinadas patologías.

 

Valor nutricional de la leche

La leche es un alimento muy completo ya que aporta gran cantidad de nutrientes, a excepción de fibra dietética, y por ello ayuda a cubrir las necesidades nutricionales de los distintos grupos de población. Su valor calórico varía en función de su contenido en grasa por lo que las personas que deban reducir su aporte de este nutriente específico se recomienda que tomen leche desnatada.

– Proteínas: se consideran de alto valor biológico (de buena calidad) y de alta digestibilidad. La leche de vaca aporta todos los aminoácidos esenciales, aquellos que el cuerpo humano no puede fabricar y necesita aportar a través de la dieta.

– Hidratos de carbono: su principal representante es la lactosa, que actúa como fuente de energía para el organismo.

– Calcio: merece especial mención este mineral ya se estima que en España el 65-75% de las necesidades de calcio se cubre a través de los lácteos. Además hay que destacar que dentro de la leche la biodisponibilidad del calcio es más alta que en otros alimentos lo que facilita su absorción y que llegue hasta los huesos y los dientes, su destino final.

– Otros minerales: pero además de calcio la leche es fuente de fósforo (ayuda a formar huesos y dientes y trabaja en sinergia con el calcio), magnesio (imprescindible para el sistema nervioso y los músculos) y zinc (aumenta las defensas).

– Vitaminas: la leche, en su parte grasa, aporta vitaminas liposolubles tales como la vitamina A (mejora la visión, la piel y el sistema inmune) o la vitamina D (favorece la absorción del calcio). También aporta cierta cantidad de vitaminas del grupo B, en especial vitamina B2 (favorece el crecimiento y la producción de glóbulos rojos).

 

Entonces, ¿leche sí o no?

La leche es ante todo un alimento, dentro de la gran variedad que tenemos a nuestra disposición, y por tanto se puede incluir en nuestra alimentación diaria dentro de las recomendaciones actuales del grupo al que pertenece.

Las distintas guías nutricionales recomiendan el consumo de 2-4 raciones/ día de lácteos (leche, yogures, quesos…) para cubrir, prioritariamente, las necesidades de calcio, prestando especial interés durante la infancia, la adolescencia, el embarazo, la lactancia o las mujeres tras la menopausia.

 

Alternativas a la leche

Existen ciertas situaciones en las que hay que buscar alternativas a la leche, como son la alergia a sus proteínas o la intolerancia a su hidrato de carbono, la lactosa.

En estos casos se puede recurrir a leche sin lactosa (en el caso de intolerancia sí pero no de alergia a las proteínas lácteas) y a bebidas preparadas a partir de cereales (avena), legumbres (soja) o frutos secos (almendras) aunque evidentemente su aporte de nutrientes no será el mismo ya que pertenecen a grupos de alimentos muy diferentes. Por esta razón, en personas que sí pueden tomar lácteos se recomienda que estos alimentos alternativos se utilicen como complemento de una alimentación saludable y no como sustitutivos.

 

En conclusión

Pocos alimentos son tan completos como la leche de vaca y tomada dentro de las recomendaciones actuales en el grupo de los lácteos ayudan a aportar energía y nutrientes importantes para la salud, en especial en etapas de desarrollo y crecimiento.

Por ello, no se recomienda prescindir de este alimento (salvo alergia o intolerancia) y enmarcarlo dentro de una alimentación equilibrada y variada.

Publicado el 26 julio 2018 en Aizea, Nutrición

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