Es de público dominio la relación que existe entre el consumo de fibra y un correcto funcionamiento gastrointestinal. A pesar de ello, en los países industrializados las dietas bajas en fibra prosperan y su repercusión en nuestra salud puede tener diversas consecuencias ya que las bacterias intestinales son fundamentales no solo para nuestra digestión, sino también para nuestro sistema inmune o incluso a nivel emocional como ya comentamos en nuestros artículos sobre esta materia; microbiota intestinal y microbiata y salud emocional.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de las pérdida de esas bacterias?
Un estudio desarrollado por la facultad de medicina de la Universidad de Standford, y publicado por la revista Nature en el año 2016, resaltaba que una característica de este progresivo abandono de la fibra en nuestra dieta diaria puede suponer la pérdida de la mayor parte de nuestras bacterias intestinales en el transcurso de cuatro generaciones.
«Tendríamos dificultades para vivir sin ellas. Ellas nos defienden de los patógenos, capacitan nuestro sistema inmunológico e, incluso, guían el desarrollo de nuestros tejidos” con estas palabras Justin Sonneburg, director del estudio, destaca la importancia que este tipo bacterias tiene para nuestro organismo.
Así mismo el estudio, realizado con ratones, destaca que tras la pérdida de estas bacterias un cambio a una dieta rica en fibra no solucionaría el problema; más de dos tercios de las especies que portaban los bisabuelos habrían desaparecido definitivamente. Una posible solución a este problema, que está todavía por valorarse adecuadamente, pasa por introducir elementos de las heces de las generaciones alimentadas con altos contenidos en fibra en la alimentación de las generaciones con dietas pobres en fibra.
Estado de nuestra dieta en la actualidad
Los motivos de la pérdida de este tipo de bacterias en nuestro organismo no se deben de manera exclusiva a las dietas bajas en fibra (el uso de antibióticos y la disminución de la lactancia materna son otras de las causas apuntadas) pero es innegable que el consumo de únicamente 15 gramos de fibra per capita diarios en las sociedades industriales son a todas luces insuficientes.
La fibra alimentaria se define como «residuo vegetal no digerible». Aunque nuestro organismo no puede digerirlas, la fibra alimentaria constituye la principal fuente de alimentos de las bacterias que habitan en nuestros intestinos.
La ingesta recomendada de fibra se establece en 25-30 gramos/día, aunque actualmente estamos lejos de cubrir estas necesidades.
Principales fuentes de fibra
¿Dónde podemos encontrar la fibra? Se encuentra únicamente en alimentos de origen vegetal por lo que son fuente de fibra alimentaria los siguientes alimentos:
– Legumbres (judías pintas, garbanzos)
– Cereales integrales, quinoa.
– Frutas, verduras y hortalizas (kiwi, espárragos)
– Frutos secos (almendras y avellanas)
Como ya hemos comentado en otros artículos, en cuestiones de alimentación la regla de oro es seguir una alimentación equilibrada y variada.
Esperamos que os haya gustado el artículo y no dudeis en enviarnos vuestras preguntas o sugerencias.
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