Es posible que últimamente hayas oído hablar que los fabricantes de productos alimenticios están realizando muchos esfuerzos por conseguir “etiquetas limpias” (o clean label) para sus productos. Esta es una de las tendencias que se van abriendo paso debido al cambio de valores que los fabricantes de alimentos están detectando en los hábitos de compra de los consumidores.
¿Cuáles son los nuevos valores en la cesta de la compra?
Si tuviéramos que resumir cuáles son los valores que más se empiezan a tener en cuenta a la hora de adquirir un alimento, dejando a un lado el precio, posiblemente en nuestra lista aparecerían que los alimentos fueran; naturales, seguros y sostenibles.
Con respecto a estos dos últimos valores podemos relacionar que los consumidores queramos saber de dónde proceden nuestros alimentos (si son alimentos de proximidad o no), si sus procesos de producción han sido respetuosos con el medio ambiente (recordemos la polémica que se produjo hace un par de años con el tema del aceite de palma) o todas las fases por las que ha pasado el alimento hasta llegar a nuestra casa.
El tema de la “naturalidad” de los alimentos es un valor del que ya se viene hablando desde hace bastante tiempo. Ante la actividad febril de la industria alimentaria por diseñar nuevos productos, que se adaptaran a los diferentes gustos y necesidades de sus clientes (y que de paso les diferenciara de la competencia), fue surgiendo una corriente entre los consumidores que percibían muchos de estos productos como artificiales (¿quién no ha tenido la experiencia de ir a comprar un alimento y al mirar el listado de ingredientes que hubiera de todo excepto del alimento principal que creía adquirir?) y reclamaban el tener productos que se asemejaran lo más posible al alimento en su versión más pura.
¿Qué es una etiqueta limpia?
Si bien no existe una definición clara de qué es una etiqueta limpia (hay consumidores que lo identifican con que no haya alérgenos presentes en el producto) a nivel general se suele identificar que en el etiquetado de los alimentos no aparezcan sustancias que se identifican como “químicas” y superfluas en la composición del alimento. Este tipo de sustancias suelen ser los conocidos como aditivos.
Los aditivos son sustancias que normalmente no consumimos como alimento ni como ingrediente característico de nuestra alimentación, sino que se añaden intencionadamente a los alimentos con alguna finalidad tecnológica (conservantes, espesantes, colorantes…etc) tal y como comentamos en nuestro artículo de aditivos alimentarios.
Los fabricantes de productos alimentarios, conscientes de esta tendencia a lo natural están trabajando para sustituir aditivos artificiales por otros aditivos de origen natural que puedan realizar una función similar en el alimento y, de esta manera, ir quitando “E” del etiquetado de sus productos (los “números E” sirven para identificar un determinado aditivo e indican que ese aditivo ha sido aprobado por la Unión Europea y se ha comprobado su seguridad e inocuidad para el consumidor).
Conclusiones
Es una buena noticia que esta tendencia a lo natural esté provocando que muchos fabricantes reconsideren sus procesos y formulaciones y vayan ofreciendo alimentos con mejores composiciones.
No hay que olvidar que hay aditivos necesarios (algunos aseguran la conservación del alimento o su seguridad alimentaria).
También hay que caer en la cuenta que los “nombres E” son una clasificación elaborada por la Unión Europea para identificar una determinada sustancia de manera inequívoca en todo el territorio de la Unión y que no todos designan a una sustancia artificial (el E330 es ácido cítrico presente en el zumo de limón o de naranja).
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