Aumentando el rendimiento en el trabajo, ¿con la alimentación?

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Quizá no haya pensado en ello pero lo cierto es que los alimentos que ingiere a lo largo de la jornada laboral pueden mejorar el rendimiento y así lo declara la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que sustenta que comer mal puede disminuir hasta un 20% la productividad y a la larga desembocar en obesidad y enfermedades cardiovasculares con gran impacto en el absentismo laboral.

Por tanto, ya sea por salud o incluso por ahorrar costes, las empresas debería ser conscientes de que la comida forma parte de la jornada laboral y en consecuencia apostar por promover hábitos más saludables entre sus trabajadores.

 

Cómo mejorar el rendimiento por parte de las empresas

Algunas buenas propuestas para mejorar el aporte nutricional de los empleados durante la hora del almuerzo pasan por:

  • Realizar una revisión de lo que se vende en las máquinas expendedoras presentes en la empresa.

 

  • Si se dispone de comedor de empresa, la supervisión de los menús ofrecidos por parte de dietistas-nutricionistas que diseñen la planificación semanal (de lunes a viernes) y ofrecer una mayor oferta de platos y opciones saludables como buffet de ensaladas o segundos platos a la plancha con guarniciones de verduras. También es importante ofrecer la posibilidad de pedir medio menú para aquellos empleados con menor gasto energético en el trabajo.

 

  • Si no se dispone de comedor de empresa, habilitar espacios adecuados para la correcta realización de la comida con microondas y nevera y proporcionar a los empleados tiempo suficiente para esta ingesta.

 

  • Establecer planes formativos anuales con actividades, charlas y talleres que fomenten tanto la alimentación sana como la práctica de ejercicio físico. En este sentido se pueden subcontratar los servicios de consultorías de nutrición especializadas en este campo.

 

 

Cómo mejorar el rendimiento por parte de los trabajadores

La teoría a priori parece fácil. Basar la alimentación en frutas y verduras, legumbres, cereales integrales y combinarlos con pescado, carnes magras y huevo. Pero a la hora de llevarlo a la práctica, pocos son los que consiguen un buen equilibrio nutricional y menos aún los que piensan que pueden mejorar su rendimiento en el trabajo en función de lo que incluyan cada día en el tupper o en la elección en el restaurante.

 

  • Si el trabajo es físico se deben potenciar los alimentos ricos en hidratos de carbono de absorción lenta como el arroz, las pastas, el pan (mejor integrales), las legumbres o las patatas en combinación con verduras y alimentos ricos en proteínas de alto valor biológico como el pescado, la carne o el huevo, para reforzar la estructura muscular. Estos platos deben limitar el acompañamiento con salsa grasas, embutidos o frituras.

 

  • Si el trabajo es de tipo intelectual y apenas requiere actividad física, lo ideal será preparar comidas ricas en verduras y ensaladas combinados de nuevo con proteínas de alto valor biológico que aporten nutrientes que faciliten la correcta actividad cerebral como el magnesio, la vitamina B6, el hierro, el fósforo, la vitamina C, el Omega 3 o el aminoácido triptófano.

 

En ambos casos, el agua debe ser la bebida de elección y la fruta fresca de temporada el postre prioritario. También es de vital importancia que el agua forme parte de toda la jornada laboral ya que una incorrecta hidratación conlleva problemas de concentración y de memoria y puede disminuir tanto el rendimiento físico como el intelectual.

Otra buena pauta es adaptar las cantidades de comida al gasto energético realizado, sin excesos, ya que estos pueden generar sensación de pesadez y somnolencia e impedir que la jornada de la tarde sea productiva. Para impedir llegar con demasiada hambre a la comida del medio día se debe realizar una media mañana basada por ejemplo en frutas, lácteos bajos en grasa, cereales integrales o frutos secos que permita por un lado controlar la sensación de apetito ayudando a comer con menor ansiedad al medio día y aportar nutrientes y energía a lo largo de la extensa jornada laboral para mantener adecuados niveles de glucosa que ayuden a un mejor rendimiento en el puesto de trabajo.

 

 

En conclusión

Tanto trabajadores como empresas deben apostar por una correcta alimentación basada en el tipo de actividad laboral teniendo en cuenta que lo que comemos, el cuánto, el cuándo y el cómo influyen en el rendimiento y pueden mejorar la productividad.

 

 

http://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_075250/lang–es/index.htm
https://elpais.com/economia/2017/10/05/actualidad/1507196810_132506.html

Publicado el 6 marzo 2018 en Aizea, Alimentación saludable, Restauración colectiva

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